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Tres millones y medio de razones con nombre propio, con nombre de persona nos convocan un año más a la vuelta de las vacaciones.
Buenos días a todas y todos, bienvenidas, bienvenidos a los que vuelven de las vacaciones, y muchas gracias a las personas que han dado continuidad a nuestra actividad permaneciendo en sus puestos durante buena parte del verano.
Tres millones y medio de razones con nombre propio, con nombre de persona nos convocan un año más a la vuelta de las vacaciones.
A veces, quienes trabajamos en sede central tenemos más claro el número de razones, aunque no conozcamos todos los rostros. Sin embargo, ustedes, quienes trabajan en cada delegación, en cada zona, en cada centro de orientación y tutoría, se conocen de memoria los nombres propios, las circunstancias familiares y de salud, las dificultades económicas por las que pasan aquellas personas para las que ECCA nació, aquellas personas que nos traen de vuelta este día 1 de septiembre. 
Estos hombres, estas mujeres, son lo primero, ellas y ellos son los tres millones y medio de razones que nos convocan: personas que necesitan formación para luchar contra la exclusión social en la que ya viven o que pesa sobre sus vidas como amenaza muy real.
Para dar respuesta a estas personas comenzamos un nuevo curso con un nuevo Plan Estratégico, el PEI ECCA 2020, que nos llevará hasta los umbrales de los objetivos de la Unión Europea en su Agenda Europa 2020 y nos incorporará de lleno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se discuten este mes de septiembre en Naciones Unidas, y que suponen una agenda de lucha contra la pobreza a nivel mundial y que sustituyen a los denominados Objetivos del Milenio. Deseamos que con mayor fortuna.
Tres millones y medio de razones, de nombres propios, que nos han llevado a cambiar el organigrama con la pretensión de ser más ágiles, eliminando los “embudos” que hemos detectado en nuestra organización y reforzando nuestra capacidad comunicativa. Quiero agradecer la buena disposición encontrada en todas las personas que han asumido nuevas tareas, ya sea en su puesto de trabajo, ya en funciones directivas. Aunque no voy a nombrarlas a todas, permítanme especialmente agradecer a Amparo Osorio su buenísima disponibilidad para lidiar con la gestión ordinaria de casi todas las áreas de la Casa además de acompañarme ya en las funciones de representación de la titularidad y, por tanto, en la presidencia de este encuentro con ustedes, al que yo asistiré sólo en las ocasiones precisas. Se muy bien el desgaste, el sufrimiento,  y también la satisfacción que comporta la toma de decisiones, la gestión de la precariedad económica en la que vivimos y la necesidad de promover siempre la esperanza en la Casa y fuera de ella. Le agradezco muchísimo su paso adelante que nos permite compartir esta responsabilidad de modo más poderoso.
Por otro lado, nuestro presidente ejecutivo, el provincial de los jesuitas, me ha encargado que, a partir del próximo día 9 de septiembre, coordine y anime la labor de la plataforma de instituciones y personas vinculadas de un modo u otro a la Compañía de Jesús en Canarias. El compromiso demostrado una y otra vez por el provincial Francisco J. Ruiz SJ con esta Casa y su misión ha servido para que, a su vez, el Gobierno de Canarias, que ha pasado por situaciones enormemente complejas durante estos últimos cuatro años, mantuviera su fe en esta Institución y en su utilidad para afrontar sus propias dificultades. En este compromiso seguimos juntos.
Vivimos, creo que todas y todos somos conscientes, una situación social crítica. A las cifras de desempleo y carencia de formación que están detrás de nuestro lema de campaña (tres millones y medio de razones), hay que sumar las imágenes de desolación de los millones de personas que por la guerra tienen que abandonar sus países, los emigrantes que por motivos de pobreza dejan atrás su hogar en busca de una nueva esperanza, las mujeres que siguen sometidas a unas relaciones de inequidad o violencia injustificables, los ancianos y ancianas que les toca afrontar sus últimos momentos sin el cariño de los suyos, o la sensación de sinsentido y tristeza en la que viven tantas personas… En medio de todas esas realidades, debemos ser personas atentas a las alegrías y a las tristezas de todo ser humano, de toda sociedad humana y, ahí en medio, podemos ser motivo de esperanza.
Sólo desde ese compromiso, sólo desde esa mejora en nuestra organización y sólo desde la claridad en nuestra identidad y misión, seremos una respuesta real a los tres millones y medio de razones que nos convocan.

Buen comienzo del trabajo y hasta muy pronto.

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